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martes, 7 de febrero de 2012

La hazaña del otro Rayo


Vallecas es un lugar donde existen los milagros. El Rayo consiguió ascender a Primera la temporada pasada después de superar un sinfín de obstáculos más allá del terreno de juego. El filial imitó a sus mayores logrando una permanencia holgada en su estreno en Segunda B, un curso que fue una pesadilla para una plantilla que pasó diez meses sin cobrar sus retribuciones. El Rayo Vallecano B vive ahora en la estabilidad y sigue demostrando esta campaña el potencial de una cantera que enorgullece a la entidad franjirroja.
El presente es muy feliz y el futuro ilusionante, pero en el pasado se vivieron momentos de sufrimiento e incertidumbre. A los problemas de cobro de la temporada pasada se sumó un verano convulso con un posible descenso a Tercera división. "La noticia fue una decepción tremenda. No veíamos justo perder una categoría en la que nos habíamos ganado estar. Competir en Tercera no era lógico", recuerda José Manuel Jimeno, entrenador del Rayo B.
Entrenamiento del Rayo B en la Ciudad Deportiva.
Entrenamiento del Rayo B en la Ciudad Deportiva.
La RFEF dio marcha atrás y aceptó la participación del Rayo B en la categoría de bronce. La configuración de los cuatro grupos dejó a los franjirrojos junto a varios ex primeras en un grupo a priori temible. "Al principio nadie daba un duro por nosotros. Estar con Albacete, Oviedo, Tenerife… Todos son equipos grandísimos, de Primera. Con el objetivo de la salvación medio cumplido, ahora podemos luchar por el 'playoff' y a la vez mirar de reojo hacia arriba, por si nos llega la llamada", afirma Jorge Sáez, un habitual en los entrenamientos de Sandoval.
Los resultados son brillantes -el Rayo B es tercero en Liga y está en cuartos de la Copa Federación-, pero a un filial se le exige tener siempre preparados a jugadores por si surgen necesidades en el primer equipo. Y aquí el Rayo B también está cumpliendo sobradamente. "La principal finalidad de cualquier filial es surtir al primer equipo, pero es que aquí eso se da a lo bestia. Muchos jugadores de cantera han tenido ofertas de Madrid y de fuera, pero muchas veces por lo bien que están aquí y las posibilidades que se pueden abrir no se han ido", asegura Jimeno.
Alcañiz y Jorge Sáez celebran el gol de Roberto ante el Tenerife.
Alcañiz y Jorge Sáez celebran el gol de Roberto ante el Tenerife.
El Rayo Vallecano está haciendo un trabajo de cantera que ha obtenido sus frutos. Además de los 200 futbolistas que forman el fútbol base, la escuela del Rayo cuenta con 1.000 niños soñando algún día con ser los ídolos de la afición rayista. "Hace tres años era una utopía que dispusiéramos de unas instalaciones como las que tenemos. Dan calidad a nuestro trabajo. Los futbolistas se encuentran muy bien y no se quieren ir de aquí prácticamente nunca", argumenta el técnico rayista.
El Rayo B tiene el mérito de contar con algunos jugadores que llevan más de una década en la casa franjirroja. Son pocos los fichajes de cada temporada porque desde abajo demuestran estar capacitados –el Juvenil A, por ejemplo, saca 12 puntos al Madrid y disputa el liderato de su grupo al Atlético-. "Nunca te lo imaginas de pequeño. Cuando entras en la cantera, te haces socio y vas los domingos al estadio piensas en lo lejos que está todo", apunta Jorge Sáez. "El ejemplo más claro es el de Lass, que pasó del juvenil al primer equipo. Son saltos que aquí tienes la oportunidad de dar. Además, todos los que han subido lo están haciendo bien... por qué no lo va a poder hacer más gente", asegura Alcañiz, central del filial rayista y que la temporada pasada ya contó con minutos en Segunda división.
"Son futbolistas de mucha calidad que lo están demostrando en el Rayo B. Diego Benito, Diamanka, Rayco o Perea han sido los últimos. Sandoval tiene muy claro que tiene una cantera preparada para cuando lo estime oportuno", considera Jimeno.
"El éxito se debe a que ellos quieren llegar al primer equipo y ven que están cerca, que lo están acariciando. Es gente joven con mucha ilusión y esto nos ayuda en el trabajo. A veces nos vamos del entrenamiento diciendo: ¡Madre mía que intensidad!", señala Óscar García, segundo entrenador del Rayo B. La ambición de una plantilla por triunfar en el fútbol que jornada tras jornada derrumba el poder del dinero. La prolífica cantera rayista que ha hecho a Vallecas creer en los milagros... más allá del primer equipo.

Marca.com

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